DE LA VISIÓN CORRECTA AL EQUILIBRIO


FUENTE cronicasdesdeshambala.blogspot.com.e
Uno de los objetivos que tenemos, como seres que buscamos desarrollar un nivel de conciencia, es la obtención de la visión correcta, que nos llevará a la actitud correcta y, posteriormente, a la acción correcta.

La visión correcta es el resultado de entender que cada acontecimiento es la concreción física y cinética de una energía que se desenvuelve en un ámbito de lo invisible, de percibir que lo que sucede aquí es resultado de lo que sucede en otro nivel. Es la capacidad de entender los acontecimientos como acontecimientos en su origen energéticos,  de comprenderlos en su contexto energético amplio y obtener una consecuencia. Es decir, es la capacidad de VER. Aunque esta cualidad tiene una acepción y unas consecuencias mucho más amplias.

La visión correcta te lleva a la actitud correcta, al estado interior que generará la acción correcta,  la acción que busca ser energéticamente consecuente con lo que VE, es decir, la acción de hacer lo energética o espiritualmente correcto. La actitud correcta es una actitud de equilibrio. Y, en un estadio más avanzado, la acción correcta te permitirá actuar directamente sobre la energía para inferir sobre el acontecimiento.

En cuanto al equilibrio, estás en disposición de alcanzarlo cuando identificando tu centro lo ocupas, y desde ahí vives sabiéndote parte de lo de fuera pero esencialmente dentro. Y das a cada proceso, a cada consecuencia, a cada acción, el valor de una energía que interactúa contigo e intenta prevalecer. Y sabiendo esto no entras en pugna por prevalecer, sino que buscas ocupar el lugar que te corresponde en el conjunto de esa energía con respecto a la tuya, y más extensamente con respecto a la Energía. Esta Energía es la totalidad consciente, como substancialidad única, del soporte de la Luz, el “fluido” que la Luz utiliza para manifestarse y transmitirse.

La cinética del universo y de la propia vida es fruto de la permanente alternancia que estos elementos energéticos (básicamente duales y antagónicos por su propia naturaleza) desarrollan en el fractal de la creación que nos ha tocado vivir, intentando prevalecer unos sobre otros, hacerse su espacio aún cuando para ello sea preciso ocupar el de otro y convertirlo en propio. La búsqueda pues del equilibrio en nuestra creación pasa inevitablemente por la instauración prevalente de la Luz sobre la oscuridad, básicamente porque la primera ha sido desplazada de un lugar-universo-creación que le pertenece. Por lo tanto, el equilibrio primero y último no solo pasa por el desarrollo del mismo en la equidad de un lugar, un tiempo y una acción con respecto a la generalidad de una energía y de la Energía como ya explicara, sino que posteriormente debe traducirse en el afianzamiento de la Luz sobre la oscuridad. Por lo tanto, el Equilibrio debe garantizar la prevalencia de la Luz sobre las sombras porque es, además, en la Luz donde todo equilibrio cobra sentido, pues la inversión de este orden implica la perversión del orden.

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